Las tendencias sobre medios de comunicación en el mundo apuntan a un nuevo entendimiento de lo que conocemos como “periódicos” o “diarios”, situación que supone nuevos retos y precisiones al momento de realizar investigaciones cualitativas y cuantitativas sobre la relación entre quienes producen contenidos periodísticos y quienes los consultan y propagan.
Cómo ya lo ha señalado oportunamente el Instituto Reuters, las personas – particularmente jóvenes- han dejado confiar en la mayoría de noticias; este fenómeno se atribuye a varios factores, primordialmente el del impacto de las redes socio-digitales en los hábitos de consumo y relación cotidiana de las personas con las noticias.
Paulatinamente se va dando un distanciamiento entre las audiencias y los periódicos vistos como marcas. Hoy estas audiencias refieren genéricamente a las redes socio-digitales, -Twitter, Facebook, Instagram, Tik Tok o Youtube) como fuente de noticias, sin particularizar y siquiera recordar el nombre del periódico en el que aparece la noticia consultada.
En el escenario de la desinformación, esta situación resulta sumamente delicada, ya que las audiencias han dejado de identificar (positiva o negativamente) a las marcas periodísticas, impidiéndole a lectoras y lectores la formación de criterios de calidad e impacto. Es como comprar hamburguesas de diferentes restaurantes sin envoltura; ni quienes las preparan, ni quienes las comen tiene la posibilidad de identificar unas de otras, impidiendo consolidar una relación de distinción que abone a la competencia, la calidad y la mejora.

Certeza para las audiencias, oportunidad para los medios.
Es necesario defender el derecho de las audiencias por conocer e identificar claramente a los periódicos y profesionales que difunden información y noticias y contribuyen diariamente a la formación de la opinión pública y la toma de decisiones. En clara reciprocidad, la apuesta también debe apuntar a que la industria del periodismo digital cuente con herramientas suficientes que permita una superación continua y permanente, en calidad, innovación y organización.
Por su naturaleza, los medios impresos y electrónicos, cuentan con atributos que permiten a la audiencia, verificar al menos su integridad física y por tanto su validez y existencia como medios de comunicación. Cualquier periódico impreso tiene un lugar físico donde se diseña e imprime, alguna oficina de distribución y por tanto una persona responsable de su producción, tiraje y entrega. Mismo caso para los medios electrónicos como la televisión y la radio. Validar su integridad física supone además de su identificador en el espectro radial, un lugar físico desde donde se produce y emite la señal y por lo tanto varias personas responsables de su emisión perfectamente identificables,
En la actualidad, para construir una identidad de un medio de comunicación que genere noticias, basta con crear un perfil en alguna red socio-digital como Facebook, Instagram o TikTok; de esta forma estos espacios informativos pueden operar en el anonimato y sin posibilidad de que las audiencias puedan conocer sobre las personas e intereses que están detrás de las publicaciones, alejando la posibilidad de verificar su validez como fuente de información.
En las redes socio-digitales proliferan contenidos noticiosos cargados directamente en sus plataformas como noticieros en Youtube o FacebookLive , reportes y noticias en videos cortos de Instagram o Tiktok, o galerías y crónicas en Facebook, que desafortunadamente no permiten a la audiencia valorar con detenimiento la validez de los mismos y que continuamente son confundidos entre miles de publicaciones promotoras de la desinformación con intereses ajenos a la naturaleza del periodismo.
Por ello, para observar ese fenómeno y registrarlo, es requisito proponer una tipología actualizada de lo que se pueda entender como un periódico digital en el actual escenario global de la comunicación digital.

Definiendo a un periódico digital en 2022
Un periódico digital, es un espacio de internet que concentra contenidos noticiosos como pueden ser notas escritas, videos, gráficos o fotografías, en orden cronológico y con determinada estructura y jerarquía. Dicha información está al alcance de todas las personas mediante un dispositivo electrónico como una computadora, tableta o teléfono con acceso a internet y es difundida íntegra o parcialmente mediante otros canales de comunicación como pueden ser las redes socio-digitales.
Bajo esta propuesta de definición, se establece que un periódico digital se identifica no sólo por poseer contenidos noticiosos o periodísticos, sino por proponer una jerarquía y una estructura que permita a quienes lo visitan reconocer criterios de orden y acomodo de la información.
De esta forma un periódico digital debe contar con un sitio web, es decir un espacio virtual alojado en un servidor en donde mediante algún tipo de programación se coloquen los contenidos noticiosos digitales. A dicho sitio web debe accederse mediante un dominio cuya nomenclatura defina la marca o identidad del espacio informativo.
Aun cuando la dinámica de consumo de noticias actualmente está volcada a las plataformas socio-digitales como el canal más inmediato, las audiencias requieren mecanismos que les permitan certeza sobre la calidad, veracidad y autoría de la información recibida.

En el Observatorio Mexicano de Medios nos propusimos, desde hace más de un año, realizar un levantamiento en todo el país, para crear el Registro Nacional de Periódicos Digitales como punto de partida para el estudio, análisis y medición de estos espacios de información dentro del gran ecosistema digital en México y constituye una herramienta para que periodistas y audiencias establezcan relaciones de calidad y credibilidad en los contenidos informativos.
Para tal propósito, el primer gran reto metodológico fue el de aterrizar una definición clara de lo que es un periódico digital, que más allá del concepto académico y técnico lograra cubrir la forma en que las personas entienden su uso y funciones en la actualidad.
Luis Martínez | Octubre 2022